Édgar Perea, el más grande narrador deportivo en la historia de Colombia, que relató muchos goles y los primeros títulos del Junior, fue objeto de un cálido homenaje este miércoles, en el día del centenario del equipo tiburón, al ser develado un busto ubicado a un costado de la Ventana de Campeones.

‘Édgar Perea, locutor de emociones’, dice la escultura realizada por Yino Márquez, acompañado por una breve reseña de ‘El Campeón’, que desde 1966, año en que Junior reapareció en el fútbol profesional, empezó a relatar las hazañas del equipo barranquillero.

En la develación del busto en honor al popular narrador asistieron sus hijos Édgar Perea Agudelo y Édgar Perea Sánchez, así como personajes que trabajaron a su lado, como la voz comercial Evaristo Jiménez.

Te puede interesar: Edmundo González rechaza acudir a citación del Supremo venezolano

“Agradecido con este homenaje al más grande narrador y comentarista que ha parido este país. Estamos regocijados por este anhelo de inmortalizar al más grande, a tu papá Perea”, dijo Perea Agudelo, quien también es narrador deportivo.

También tuvo palabras de gratitud para la familia Char, a la cual calificó como un "gran soporte" en la carrera de ‘El Campeón’, al igual que a Christian Daes, COO de Tecnoglass.

Perea Agudelo se despidió pronunciando dos frases icónicas de su padre: “A Junior tienes que matarlo” y “Sigan siendo felices, Édgar les dice”.

El escultor Yino Márquez también se dirigió a los presentes y manifestó que él solo había sido "un puente" para hacer realidad un deseo que Christian Daes tenía de hacerle un busto a Édgar Perea.  

Márquez también realizó los otros bustos que reposan en la Ventana de Campeones y que son admirados por los hinchas del Junior: Micaela Lavalle, Fuad Char y Julio Comesaña y artistas como Shakira, Joe Arroyo y Pacho Galán. 

La de Perea se hizo luego de hacer un estudio fotográfico con la familia para captar la imagen que esta quería. Después que fue aprobada inició el proceso de fundición del bronce. 

El busto mide 1.20 metros de altura y pesa aproximadamente 120 kilos y posee detalles que Márquez utilizó para reflejar la personalidad apasionada del narrador. Además, incluye su distintiva medalla de la Virgen del Carmen, añadida a petición de la familia Perea